Desfiles alegóricos, el tradicional juego con agua y la celebración indígena por las primeras cosechas se juntan en una amalgama de colores, texturas y sabores en el carnaval de Ecuador.
Prácticamente en todo el país, excepto las principales ciudades que han perdido su habitual tumulto y bulla, el carnaval ha llegado a su máxima plenitud, a falta de una jornada para que termine este periodo festivo que empezó el sábado.
Y, aunque no se tiene un balance de los percances ocurridos, se ha informado de que las fuertes lluvias caídas en las últimas horas en varias regiones del país han provocado deslizamientos de tierra que han interrumpido momentáneamente el paso de vehículos por algunas carreteras.
Las autoridades han movilizado maquinaria a esos sitios para despejar los escombros y dejar las carreteras expeditas para el masivo retorno a las ciudades que se prevé para mañana.
Según varios medios de información, el carnaval ha sido intenso, sobre todo en los sitios de concentración turística en la sierra central, pero, sobre todo, en las playas.
El juego con agua sigue como la mayor tradición en el carnaval ecuatoriano y consiste en empaparse los unos a los otros, en familia o entre amigos, con globos de hule inflados con el líquido o con grandes recipientes, lo que garantiza el mojado.
En algunas partes también acuden a otros elementos más llamativos como la harina o tintes de anilina, difíciles de disimular, pero el juego, casi siempre, termina con un buen sorbo de "canelazo", una infusión de canela combinada con licor de caña.
Algunos escritores aseguran que el tradicional juego con agua viene desde el tiempo de la colonia, cuando los feligreses, en el tiempo de las carnestolendas, se empapaban como símbolo de limpieza o purificación ante la entrada de la cuaresma, que da paso a la Semana Santa.
Sin embargo, el uso del agua ha sufrido mutaciones y en la actualidad, en muchas ciudades, se realizan desfiles alegóricos con llamativas comparsas que invitan al baile y al canto.
El carnaval de la ciudad andina de Guaranda es uno de los más llamativos porque combina el juego con agua y las comparsas, adobadas con el cariño de su gente que en esta época abre las puertas de las casas para invitar a conocidos y turistas.
Asimismo es muy tradicional el carnaval de Ambato, también en el centro de los andes ecuatorianos, conocido como el desfile "De las frutas y de las flores", donde los carruajes alegóricos son adornados por una variedad de vegetales propios de esa zona agrícola y pecuaria.
En Ambato no se admite el juego con agua, aunque es muy usual el uso de la espuma de carnaval.
En la localidad de Amaguaña, muy cerca de Quito, los visitantes gozan con el juego con agua, harina y anilina, en medio de un torrente de personas que desfilan al son de las bandas de pueblo.
En Esmeraldas, en la costa del noroeste del país, sus playas invitan al baile y el bamboleo de sus palmeras seduce a miles de turistas, atraídos también por el festival de música afroamericana, con grupos provenientes de Colombia, Perú, Jamaica, México, Argentina y países de África.
Pero el carnaval en Ecuador es una celebración que también recoge el sincretismo cultural, pues en muchos pueblos indígenas de los Andes se aprovecha la fiesta para dar gracias a la "Pacha Mama (madre tierra, en quichua)" por el inicio de las cosechas, sobre todo de granos frescos y patatas.
Esos dos elementos integrarán los platos típicos de la Semana Santa en Ecuador: la fanesca -a base de granos, queso, leche y bacalao- y el molo, un puré de papas adornado con rodajas de huevo duro y masitas fritas.
El carnaval ecuatoriano, que concluyen mañana, ha supuesto el desplazamiento interno, sobre todo a los centros turísticos del país, de más de un millón de personas, según estimaciones del Ministerio de Turismo.
Por ello, la Policía ha desplegado a unos 30.000 agentes por todo el territorio, en una operación que contará con el apoyo de las Fuerzas Armadas, los cuerpos de Bomberos, la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, la Cruz Roja Ecuatoriana y el Ministerio de Salud Pública.